Cómo superar el bloqueo mental contra el gimnasio

Obligarse a hacer ejercicio puede ser difícil, especialmente cuando el clima es frío y el sofá, la televisión y los bocadillos lo atraen. Ir al gimnasio puede resultar intimidante, especialmente para los principiantes o para aquellos que no han hecho ejercicio por un tiempo. Sin embargo, si desea ir por la vía rápida hacia el fitness, debe motivarse para ir al gimnasio durante aproximadamente 66 días. Según un estudio de Phillippa Lally del University College London, ese es aproximadamente el tiempo que tarda un nuevo hábito en convertirse en una práctica habitual.

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Pídale a un amigo que lo acompañe. Tendrás a alguien que te anime a hacer ejercicio, te brindará interacción social e incluso te tomará de la mano mientras entras por la puerta del gimnasio. Cuando asocias ir al gimnasio con ver a alguien cuya compañía disfrutas, puede ser más fácil hacerlo.

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Programe una cita regular en el gimnasio y cúmplala. Incluso si no tiene un amigo que lo acompañe, reserve el tiempo de su agenda y no permita que nada más se interponga en su camino. Recuerde: no tiene que querer hacerlo, solo tiene que hacerlo.

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Recuerda que todos los demás se miran a sí mismos, no a ti. Puede pensar que está demasiado gordo para estar allí, pero a nadie más le importa. Están demasiado ocupados mirando sus propios cuerpos en el espejo, y preocupándose por sus propios problemas de apariencia, como para preocuparse por el tuyo.

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Cambie su dieta para incluir más alimentos integrales, especialmente frutas y verduras. Si bien puede parecer un motivador indirecto, comer alimentos más saludables puede aumentar tu energía, lo que hace que sea menos probable que te saltes el gimnasio porque estás cansado, y te ayuda a sentirte mejor con tu cuerpo. Los alimentos que aumentan la energía para agregar a su dieta incluyen frutas, nueces, granos integrales, espárragos y limones.

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Pruebe diferentes entrenamientos hasta que encuentre uno que le guste, y recuerde, nadie pudo hacerlo perfectamente la primera vez. Elija un gimnasio con una variedad de clases, como yoga, kickboxing, spinning, pilates y baile. Si no le gusta uno, pruebe con otro. Continúe hasta que algo sea tan divertido que casi no se sienta como ejercicio. La vinculación con los otros habituales de la clase también puede ayudarlo a mantenerse motivado para asistir.