El baloncesto exige un gasto cardíaco feroz. Se requiere que los jugadores corran arriba y abajo de la cancha y mantengan la capacidad de cambiar repentinamente de dirección con frecuencia. El gasto cardíaco cambia durante el ejercicio intenso, por lo que desarrollar la resistencia es clave para que los jugadores tengan éxito. La salida es el producto de la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico resultantes cuando se realiza la actividad cardiovascular. Desarrollar un nivel sostenible de resistencia ayuda a los jugadores a sobrevivir al dolor que el gasto cardíaco intenso puede provocar en el cuerpo durante un partido de baloncesto.
Componentes del gasto cardíaco
El gasto cardíaco se define como "el volumen total de sangre bombeada por el ventrículo por minuto", según la Universidad Estatal de Montana. Los dos componentes del gasto cardíaco son la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico. El volumen sistólico típicamente varía entre 60 y 80 mililitros de sangre en un adulto promedio a una frecuencia cardíaca en reposo. La fórmula para determinar el gasto cardíaco es la frecuencia cardíaca multiplicada por el volumen sistólico. Esto significa que si la frecuencia cardíaca en reposo de un adulto es de 80 latidos por minuto, el gasto cardíaco oscilaría entre 4.8 y 6.4 litros por minuto.
Gasto cardíaco en el baloncesto
El adulto típico tiene 5 litros de sangre en el cuerpo, lo que significa que cada onza de sangre que fluye se bombea al corazón casi una vez por minuto a una frecuencia cardíaca en reposo. La circulación sanguínea aumenta durante el ejercicio, lo que provoca un aumento del gasto cardíaco. El baloncesto se concentra en breves ráfagas de velocidad y agilidad. Esto significa que existe una correlación directa entre la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico para determinar el gasto cardíaco de los jugadores. La frecuencia cardíaca promedio de un jugador de baloncesto durante la intensidad máxima es de 165 latidos por minuto. El gasto cardíaco resultante de un jugador de baloncesto a alta intensidad puede superar más de tres veces su nivel en reposo.
Examinar el flujo sanguíneo
La sangre se redirige a través del sistema nervioso simpático cuando se maximiza el gasto cardíaco. Esto ayuda a mantener la eficiencia porque la sangre no se transfiere a áreas del cuerpo que no se utilizan. Por tanto, el flujo sanguíneo aumenta en los músculos que se utilizan en el ejercicio y disminuye en los órganos vitales, como los riñones y el hígado. Esto ocurre con el fin de suministrar el oxígeno y los nutrientes necesarios a los músculos que se utilizan durante el ejercicio intenso.
Construyendo resistencia
El baloncesto obliga a los jugadores a soportar el agotamiento físico y mental debido a la intensa tensión que el ejercicio cardiovascular impulsa al cuerpo. Se puede lograr un rendimiento óptimo practicando ejercicios que se centren en la capacidad de ráfagas de velocidad. Aunque el entrenamiento cardiovascular puede ser doloroso, ayuda a los jugadores a sobrevivir a sus oponentes cuando el juego está en juego. Los sprints de viento que implican cambios de dirección constantes y repentinos son ejercicios efectivos para el entrenamiento. Los "suicidios", también conocidos como "revestimientos", obligan a los jugadores a correr un segmento de la cancha antes de girar para cambiar de dirección. Los juegos de práctica en toda la cancha que requieren que los jugadores jueguen a la defensiva en toda la longitud de la cancha también son beneficiosos.